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Adicto a los Adictos

¿TENEMOS CERCA UN ADICTO?

¿Tenemos un adicto cercano?

¿Un pariente, un amigo, un colega, una persona conocida?

Con mayor frecuencia de lo que pensamos tenemos muy cerca un adicto.

¿Y cómo saberlo?

En nuestras sociedades los adictos más frecuentes, son los alcohólicos, con aceptación social y muchísima tolerancia.

Se tarda mucho tiempo en llegar a establecer la condición de adicto. Cuando se torna disfuncional en su estudio, en el trabajo o en la vida familiar se torna evidente el problema. Pero con otras sustancias, el proceso es aún más larvado y subterráneo. No hay manifestaciones inmediatas o muy tempranas del consumo. La persona se inicia por curiosidad, por estímulo de un amigo dentro de un consumo ocasional y muy espaciado. Poco a poco el consumo se torna frecuente.

Rara vez las personas cercanas se percatan.A medida que el consumo aumenta y la persona se torna aficionada habitual, comienza el viaje al mundo de la adicción. Las personas cercanas observan cambios casi imperceptibles en la conducta del ser querido.

Al avanzar el consumo, poco a poco, la persona se torna adicta. Y los seres cercanos siguen en el limbo del conocimiento del problema que vive el ser querido.Con frecuencia, el candidato a la adicción, se inicia en otras drogras. El  Alcohol primero, casi siempre; luego la marihuana, la cocaína, los hongos, las pastillas, el basuco, entre otros. La heroína, como es sabido, produce la adicción desde el primer consumo.Cuando las personas cercanas observan transformaciones sustanciales en la personalidad del adicto, éste hace mucho, mucho tiempo, anda en el consumo. Y la verdad no estamos preparados para enfrentar el descubrimiento: sabemos lo que sucede, interrogamos la persona y ella tiende a dar informaciones que hacen su consumo, como algo irrelevante.Pasaran, entonces, semanas o meses o más tiempo antes que para el ser cercano sea evidente que tiene un adicto avanzado o avanzando en la esclavitud de la droga. Y, con no poca frecuencia, nosotros tendemos a minimizar la situación –por ignorancia-, por evasión o por cometer la ingenuidad de darle valor a las palabras del adicto quien nos dirá que se trata de un asunto pasajero, irrelevante, lejano de una verdadera adicción. En ese proceso, pasaran meses valiosos, que jugaran una mala pasada a nuestro ser querido.

Avanzará por el camino de la adicción ante nuestra perpleja pasividad.Y la ignorancia completa del tema comenzará a jugar en nuestra contra y a favor del experto consumidor que tendrá tiempo de humo para consolidar su viaje al infierno de la adicción.Si nos atenemos a la definición, un adicto es un esclavo de alguna sustancia.

Un adicto es alguien que vive para consumir y consume para vivir. Palmaria la definición.

Es muy típico que recurramos a los buenos consejos, a los que el adicto en formación nos hará creer que los recibe bien y nos hará caso: se alejará del consumo, lo minimizará como hecho y mientras tanto su proceso avanza. Aún no sabemos que la adicción es una enfermedad: una enfermedad PODEROSA, PROGRESIVA, SUTIL, y DESCONCERTANTE. 

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