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Adicto a los Adictos

Ser eNeAtico.




Me declaro eNeAtico. Acepto serlo.

Trataré de sintetizar mi declaración. Un ser querido sumido y dominado por la poli-adicción a las drogas, asistió por primera vez a NA, lo acompañé. Él no regresó.


Al principio no entendí nada: una manada rotativa de locos, contando cosas. Luego, empecé a preguntarme si mi ser querido habría pasado por los mismos fondos que declaraban hombres y mujeres: me angustié.

Con el tiempo, comprendí el valor terapéutico de las reuniones de NA. Un adicto es capaz de ayudar a otro adicto. Quien ha pasado por el mundo de las adicciones es la única persona capaz de comprender a quien recorre los mismos senderos. Lo creo con firmeza. Aprendí el arte de respetar al adicto.

Más adelante, empecé a entender algo simple: NA es una terapia espiritual, sin rituales. Pero algo más, me convencí, como lo estoy, que la adicción se supera gracias a una vida espiritual, tan simple y elemental, tan difícil y tan sencilla, como la propuesta de NA. Tuve esperanzas.


El ritual y el mensaje es simple: el sórdido mundo de la adicción se deja si se toma la senda de la obediencia de unos principios y unas prácticas elementales. Querer ser una buena persona. Una persona que enfrenta el día a día. Una persona que cada día se propone no consumir, es lo primero, y se propone reconsiderar su actitud con el medio y las circunstancias, para ser una buena persona. Tan elemental. No pierdo la fe.

De manera regular asisto, a NA, con devoción.

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